Mi labor como fotógrafo de bodas esta muy definida, contar la historia de vuestra boda.
Hoy os quiero contar la historia de una pareja Cecilia y Saúl, o Cec y Sul como cariñosamente se llaman entre ellos. Mi andadura con ellos empieza desde el primer contacto que tuvimos, vinieron a conocer un poco más de cerca mi trabajo y poder poner cara a la persona que había tras unos cuantos correos electrónicos.
Al conocernos pude darme cuenta de que son una pareja muy agradable, personas sencillas que querían tener un gran recuerdo del día de su boda. Me contaron todo lo que querían hacer, y las dudas que tenían, si tal o cual restaurante, las fechas que barajaban… hasta ahí todo iba bien, lo único que no encajaba de ninguna de las maneras era la fecha, las que ellos deseaban (todas en numero par) no estaban disponibles en nuestra agenda y las que nosotros teníamos libres a ellos (más bien a Ceci) no les gustaban por ser número impar «¿Será posible que nos casemos en número impar por querer que seas nuestro fotógrafo de bodas?» dijo Saúl con una sonrisa socarrona. Pues ¡Si! pese a la reticencia con los números impares finalmente la fecha escogida que reunía todo lo que la pareja quería fue el 11 de agosto de 2018. Pudimos echarles una mano con ciertos aspectos en los que tenían dudas para su gran día.
Teníamos claro que tendríamos presión añadida, «¿Y si llueve ese día? Han cambiado la fecha para poder contar con nosotros como los fotógrafos…» mentiría si negase haber tenido presente ese pensamiento hasta que llego el día, pero como siempre digo «¡Qué el agua sea el menor de los problemas en una boda!».
Tanto Ceci como Saúl son unos enamorados de la ciudad de Santander, por lo que la preboda se desarrollo en las calles de nuestra ciudad con un protagonista inesperado, ¡Bruno! un cachorro de cocker muy simpático que nos ayudó mucho a romper el hielo. Durante este primer contacto fotográfico surgieron las primeras anécdotas y momentos divertidos como cuando Saúl dijo «¿Sabes que tengo un amigo que me dice que soy muy medieval? es por como trato a Ceci…». Ya sabéis que una sesión salen las típicas preguntas que te hace tu fotógrafo de bodas, «¿Cómo os conocisteis?, ¿quién se fijo en quién?, ¿cómo le pediste matrimonio?, ¿Por qué te gusta meter altavoces enormes en un seat panda para que suene de una forma inexplicable?…»
Gracias a ese primer contacto, y a que el sol lucía como no lo había hecho días atrás, el día de la boda las cosas fluyeron muchísimo. Desde un primer momento la pareja estaba muy suelta, como si no hubiera una persona delante de ellos haciendo fotografías a cada paso que daban.
Ceci y Saúl escogieron el Palacio de la Magdalena para su ceremonia, para posteriormente ir al Hotel Bahía de Santander donde podrían disfrutar de su ansiado convite y posterior fiesta con todos sus invitados. Como colofón final continuaron un día interminable con un paseo por la bahía en barco con una fiesta increíble.
Del día de su boda os podría contar un montón de cosas, pero creo que lo mejor es que ver las fotografías y que os hagáis una idea de como fue uno de los días más importantes de la vida de nuestros protagonistas. Tan solo deciros que ha sido una de esas bodas que nos encantan, y que la repetiríamos una y mil veces tal y como pasó.
Desde aquí os deseamos la mayor de las felicidades, que sigáis siendo tan excepcionales como hasta ahora y que la vida os brinde momentos tan maravillosos como los que hemos podido compartir con vosotros. ¡¡SED FELICES!!
Ceremonia: Palacio de la Magdalena
Convite: Hotel Bahía Santander
Vestido de novia: Alma de boda
Traje de novio: Alma de boda
Maquillaje: El taller de Luisa
Peluquería: Look at Me
Fotógrafo: Marcos Greiz