Me encanta ser fotógrafo de bodas en Cantabria, ya que gracias a ello tengo la suerte de tener parejas como nuestros protagonistas de hoy.
Para hablar de Katia y Sergio tendría que remontarme mucho tiempo atrás. Quizás a la boda de Carol y Rubén en el año 2014 donde empezó todo con este grupo de amigos. Desde entonces he tenido la suerte de poder hacer la boda de muchos de ellos y ojalá siga siendo así hasta que se empiecen a casar sus peques dentro de muchos muchos años. Me encantaría poder seguir de cerca de nuestra pareja de hoy y a todos sus amigos porque son personas excepcionales con las que da gusto poder trabajar.
Nuestro protagonistas son una pareja de tres, si de tres, has leído correctamente. No son solo Katia y Sergio, si no que hay un pequeño bichito llamado Daniela que es tan parte de esta boda como sus propios padres. Cuando vinieron a verme nos pasamos mas tiempo hablando de la pequeña y jugando con ella que centrándonos en la boda, esto fue posible porque como bien dijo Katia “veníamos a tiro hecho” y es que tenían claro que querían tenerme como fotógrafo en su boda.
La verdad es que hay bodas muy chulas, pero la de ellos fue lo que yo denomino un FIESTÓN con todas las letras.
La boda de ambos empieza en el Palacio de Guevara, en Treceño. Un lugar precioso rodeado de montañas en donde se dio lugar el evento al completo, desde la ceremonia hasta la fiesta. Me encanta este lugar, ya no solo por el entorno si no por el equipo humano maravilloso que tienen, con Cristina al frente encargada de que este todo preparado al más mínimo detalle.
Pude trabajar con Elaine y Mel de Filmingemotion, ellos fueron los encargados de crear el vídeo que conforma el recuerdo de la boda junto con mis fotografías. Siempre es un placer poder trabajar con ellos, lo hacen todo mucho más fácil.
Se que soy realmente afortunado de contar con parejas como ellos que me dan total libertad para hacer lo que más me gusta hacer, documentar la boda desde mi punto de vista. Me han brindado momentos únicos que quedan plasmados para el recuerdo, emociones que nunca podrán olvidar. Y es que al final el trabajo de un fotógrafo de bodas es eso, plasmar en imágenes todos aquellos momentos, fragmentos de vida y dejarlos congelados en una imagen para que todos puedan revivirlos una y mil veces.
Vosotros me escogisteis pero quiero que sepáis que os hubiera escogido una y mil veces porque parejas como vosotros son las que hacen que esta vocación siga creciendo.
Solo puedo decir gracias y desearos lo mejor en vuestra nueva etapa.
¡¡Qué vivan los novios!!
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