La fotografía de boda en Santander me trae muchísimas satisfacciones. Una de ellas es conocer a parejas excepcionales como mis protagonistas de hoy.
Ellos son Sara e Iván, quienes debieron casarse el 30 de mayo de 2020. Por culpa del COVID19 se vieron obligados a mover la fecha de su boda a noviembre de 2020 aunque de nuevo nos azotó una nueva ola de la pandemia y les cambió todos los planes. Por fin el pasado 14 de mayo han podido darse el ansiado «si quiero» con sus familiares y amigos como testigos. El camino ha sido largo…, dos años de espera para poder celebrar algo que querían decirle al mundo, ¡Qué se quieren!.
Me hace especial ilusión las parejas como ellos. Que no se arrugan ante la adversidad y que cogen el toro por los cuernos continuando con su vida. Buena muestra de ello es que en estos dos años les he visto en varias ocasiones gracias a que hemos tenido que realizar una sesión de embarazo y posteriormente la de newborn porque han sido papás de un precioso niño.
La fotografía de su boda ha sido muy fácil de realizar. Su boda fue bastante íntima por lo que se aseguraron poder interactuar con todos sus invitados y con ellos conseguir fotografías de boda reales, cargadas de emociones. Risas, lágrimas, llantos, carcajadas… todos esos sentimientos que debemos captar para que nuestra pareja tenga el mejor reportaje posible de uno de los días más importantes de su vida.
Gracias, gracias y mil veces gracias por todo. Por querer mantener a todos vuestros proveedores, por no perder la sonrisa ni la ilusión por celebrar vuestra boda, por ser felices pero sobre todo… gracias por ser como sois.
Os deseo lo mejor, espero que seáis muy felices y que nuestros caminos se vuelvan a cruzar muy pronto.
Desde aquí quiero dar las gracias a todos los proveedores que han hecho un trabajo excepcional y han hecho posible esta boda.
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