Como fotógrafo de bodas en Cantabria pude darme cuenta allá por el mes de abril que este año sería diferente a todos los vividos atrás. Al igual que a muchos de vosotros, una pandemia mundial ponía patas arriba toda mi vida, afectando a todo mi entorno y a mi trabajo.
Desde el comienzo pensé que podía haber bodas, aunque siempre supe que tendrían que adaptarse al momento y a los tiempos que corren.
Desde que soy fotógrafo de bodas, jamás me he enfrentado a una situación parecida a esta, nunca pensé que pudiéramos pasar por algo así y que fuésemos tan golpeados como sector, pero para mi suerte este año he tenido unas poquitas bodas que me han sorprendido gratamente.
¿Qué es una boda? No es más que la celebración del amor entre dos personas que desean continuar su camino y quieren celebrarlo con los más cercanos. Pues bien, este es el claro caso de Ana y Jacobo, mis protagonistas de hoy.
Esta pareja empezó a preparar su boda en el año 2019, pre pandemia. Desde el principio con mucha ilusión y ganas, escogieron un rincón del País Vasco (comunidad natal de la novia) para celebrar sus nupcias. Todo iba según lo previsto, todos los servicios contratados, fecha escogida (31 de octubre de 2020) y todos sus invitados de diferentes puntos del país ya sabíamos que el destino era País Vasco para la boda de la encantadora pareja.
Pocos días antes de la celebración (26 de octubre de 2020) algo trunco sus planes, una nueva ola de la pandemia decreta el cierre perimetral de varias comunidades. Entre ellas a la que todos y todas debíamos desplazarnos incluyendo a los novios… Por breves instantes la boda quedo cancelada, pero la pareja no se dió por vencida en ningún momento y decidieron mover todo a Santander, ciudad natal de Jacobo y de donde somos la mayor parte de sus invitados.
Nunca pensé que sería el fotógrafo de bodas de uno de mis mejores amigos, si hubiera sido en otras circunstancias me hubiera negado, pero a veces en esta vida hay que arrimar el hombro y empujar para que el sueño de dos personas se haga realidad. Debo confesar que no me lo pidieron, fue elección propia al ver que todo lo que tenían planeado se les caía como si de un castillo de naipes se tratase.
Hoy quiero dejar en estas breves líneas mi modesto homenaje a una de las parejas que he podido fotografiar este año. Vosotros sois el claro ejemplo de que querer vale mucho más que el poder. Sé que no fue la boda soñada, no estábamos todos y seguramente vuestro reportaje de boda ha sido muy diferente al que tuvisteis en mente. Pero creedme al decir que ha sido un placer poder formar parte de vuestro gran día y haber creado el recuerdo que durará por siempre y que, como a todas mis parejas, os une a mí de un modo especial.
No dejéis que nada ni nadie borre esas miradas que os dedicáis el uno al otro, porque como os dije el día de la boda «lo que yo he visto en esa casa mientras os vestíais no lo había visto en mi vida, y por suerte he estado en unas cuantas bodas».
SED MUY MUY FELICES.
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